Ollanta Humala (2011- …)
Un crecimiento sin desarrollo
Hace diez años que el Perú muestra indicadores macroeconómicos envidiables. Los varios convenios de libre comercio y una política favorable a la inversión extranjera han dado al Perú un lugar entre los países con mayor crecimiento.
Tras los gobiernos de Alberto Fujimori y Alejandro Toledo, Alan García aplicó una política de control del gasto público y apertura a la inversión extranjera. Estas medidas han tenido un impacto real a nivel macroeconómico. De hecho, el Perú registró un crecimiento de 9,8% en 2008, el más alto en América Latina, esquivado la crisis internacional de 2008-2009 y mostró una fuerte capacidad de recuperación ya en 2010 creció un 8,9%.
El motor de este crecimiento fue el aumento de los precios de los productos de la minería y de la demanda externa, alimentado por un marco legal y fiscal atractivo para la inversión extranjera.
En junio de 2005 se firma un convenio con el Club de París sobre la amortización anticipada de una parte de la deuda pública para disminuir, en cinco años, los intereses. En mayo de 2007 se firma, con este mismo grupo, un acuerdo sobre las deudas comerciales que también preveía un alivio de la deuda. Sin embargo, los problemas sociales persisten: una alta tasa de desempleo y el empleo informal siguen siendo una realidad. La pobreza, aunque se ha reducido un poco, sigue siendo importante, afectando a un 34,7% de la población de la cual el 70% es de origen indígena.
El descontento popular debido a la falta de distribución de la riqueza ha llevado a menudo a conflictos sociales que, algunas veces, han tomado formas violentas. Por último, el tráfico de drogas encabezado por los grupos residuales del Sendero Luminoso pone el país entre los primeros productores de cocaína del mundo.
Campaña presidencial: entre esperanza y miedo
Los dos candidatos que competían en las elecciones de 2011 representaban los dos extremos políticos. Por un lado, Keiko Fujimori, hija del ex dictador encarcelado por crímenes contra la humanidad, que atrae a la derecha y el otro, Ollanta Humala, candidato en 2006 contra Alan García, nacionalista y anticapitalista.
Ollanta Humala, andino por parte de padre, suscitó muchas esperanzas a pesar de su reputación como militar que había instigado un golpe de Estado contra Fujimori y de su pasado en el ejército nacional marcado por graves acusaciones de masacres.
El programa de Humala suponía una ruptura con el liberalismo e incluía una componente social importante. Su predecesor, Alan García, se limitó a aprovechar los beneficios del crecimiento (minerales y petróleo) sin inyectar una parte en el financiamiento de programas sociales. Su argumento principal era el miedo que podía generar un crecimiento lento.
Humala decía ser consciente de las desigualdades socioeconómicas y que éstas podrían ser corregidas con un mayor control de la inversión extranjera. Quería también aumentar el salario mínimo, crear una pensión mínima y poner en práctica un programa de lucha contra la desnutrición en las escuelas. El programa incluía a todos los peruanos.
Pero no era tanto el programa electoral lo que asustaba a los financieros, sino más bien las relaciones que Humala tenía con Hugo Chávez, cuyo apoyo en 2006 le costó probablemente la victoria contra Alan García. Sus opositores hablaban de expropiación, nacionalización y del malo uso de los recursos públicos. La caída de la Bolsa de Lima unos días antes de la elección confirmó la preocupación por la política económica de Humala.
Sin embargo, durante la campaña presidencial, su programa económico se ha “suavizado” claramente. De hecho, desde la primera vuelta, Humala se ha rodeado de los economistas del equipo de Toledo, que garantizaron que Humala no iba a tocar ninguno de los fundamentos de la economía, por lo que el único elemento propio de su política era el establecimiento de programas sociales.
Las medidas sociales se financiarían con una contribución adicional de los grupos mineros calculada a partir de « beneficios extraordinarios » debidos al aumento de los precios de las materias primas.
Presente en todo el país, Humala fue el 31 de mayo de 2011 a Cajamarca, una región con tensiones generadas por la minería de oro. Afirmó que la preservación de la calidad del agua sería una prioridad de su gobierno: « La vida es más importante que el oro y no podemos permitir que el medio ambiente siga siendo contaminado ». Pero, ¿cómo se puede conciliar la continuidad de un modelo económico destructivo con promesas de reforma social? El desafío es enorme.
La memoria y la necesidad de cambio
Ollanta Humala ganó las elecciones con el 51,5% de los votos apoyado por los intelectuales, entre ellos el escritor Mario Vargas Llosa y el ex presidente Alejandro Toledo. Su victoria reflejó varias características inherentes al pasado pero también a la actualidad del Perú.
– Ollanta Humala fue el primer presidente de izquierda que ha ganado las elecciones desde el retorno de la democracia en 1980, lo que parece ser una venganza de la gente atada a no ser escuchada, sobre todo con Alan García.
– Las reivindicaciones sociales relacionadas con la extracción minera se han convertido en conflictos desde 2008. Esta elección fue bien recibida para poner al día estas afirmaciones tanto tiempo reprimidas. Por otra parte, Humala fue elegido en el día del aniversario de la masacre de Bagua, el 05 de junio.
– Ollanta Humala también se ha beneficiado de la división política del centro, sus candidatos no se ponían de acuerdo. Y la historia se repite: un sistema de partidos que no existe y son los partidos populistas los que salen.
– Si su proximidad con Hugo Chávez que le costó la victoria en 2006, la que operó con el carismático y popular presidente brasileño Lula da Silva, le ha ayudado a conseguir su objetivo.
– Después de su experiencia en 2006, Humala ha suavizado su programa, dándole un giro más progresista para tranquilizar a los inversores, mantenimiento los Tratados de Libre Comercio y la no reforma de la Constitución.
Su victoria es la de la memoria colectiva y la esperanza que inspiró el cambio que suscitó.